Últimamente el barrio Colombia es el lugar de los rumbeaderos, opacando un poco al Lleras, a la Autopista Sur y a Sabaneta.
Todo empezó con Trilogía, una bodega con piso de cemento y paredes sin revocar que se fue convirtiendo lentamente en bar con música o banda en vivo a costa de nuestras borracheras. El éxito era el baterista, un hombre hermoso llamado Felipe, que tenía pelo largo y crespo, como dice Andrea Guzmán, y que conquistaba a todas las chicas.
Esta era la historia que le oía contar a mi hermana mayor cuando salía a rumbear allá y recuerdo añorar mis 18, o una cédula falsa, para poder ir a Trilogía.
El tiempo pasó y cumplí los 18, pero no fui, pasó un año y cumplí los 19 y ahí sí fui, estrenando bolso, con un bluejean que me servía nuevamente después de una dieta intensa y con 2 amigas del colegio y “unos manes ahí”. El lugar era diferentísimo a como me lo imaginaba, el escenario era una tarima circular giratoria en toda la mitad de la anteriormente bodega donde la banda tocaba y donde, para mi pesar, no estaba el baterista Felipe.
Todo empezó con Trilogía, una bodega con piso de cemento y paredes sin revocar que se fue convirtiendo lentamente en bar con música o banda en vivo a costa de nuestras borracheras. El éxito era el baterista, un hombre hermoso llamado Felipe, que tenía pelo largo y crespo, como dice Andrea Guzmán, y que conquistaba a todas las chicas.
Esta era la historia que le oía contar a mi hermana mayor cuando salía a rumbear allá y recuerdo añorar mis 18, o una cédula falsa, para poder ir a Trilogía.
El tiempo pasó y cumplí los 18, pero no fui, pasó un año y cumplí los 19 y ahí sí fui, estrenando bolso, con un bluejean que me servía nuevamente después de una dieta intensa y con 2 amigas del colegio y “unos manes ahí”. El lugar era diferentísimo a como me lo imaginaba, el escenario era una tarima circular giratoria en toda la mitad de la anteriormente bodega donde la banda tocaba y donde, para mi pesar, no estaba el baterista Felipe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario